viernes, 10 de diciembre de 2010

LA TRAMPA

Hoy, un grupo de más de cincuenta deportistas –todos ellos internacionales- ha publicado un comunicado en el que apoyan “con total determinación” la Operación Galgo, a la vez que, tácitamente, condenan a su compañera Marta Domínguez. Todo el mundo les ha perdonado su falta de compañerismo entendiendo que era la única manera de alinearse lo más lejos posible de los tramposos. Y es que ese es el que parece ser el mayor pecado de Marta: la trampa.

Pero no es así. Para el Consejo Superior de Deportes y demás órganos competentes, la trampa no es más que una anécdota. Lo que supuestamente la atleta ha hecho es considerado desde hace sólo unos años un delito y no una falta. Y no por lo que tiene de trampa. El doping no se ha convertido en el estigma del deporte por acortar el camino hacia el éxito. Lo es porque el uso de estas sustancias puede llegar a causar la muerte en deportistas que llevan sus cuerpos al límite. Pero eso parece ser lo de menos. A nadie parece importarle que el tráfico de este tipo de sustancias haya podido poner en peligro la vida de atletas de élite. Hoy sólo se habla de la caída del mito y de la fragilidad del éxito. Parece que todo el mundo valora más la honestidad en el deporte que el respeto por la vida. La trampa, como contrapartida al juego limpio, apunta y condena a los que osan asomarse al doping y recibe el rechazo de todos.

Este exceso de pulcritud, lejos de conmoverme, hace que me rechinen los dientes. Y es que no acabo de entender por qué la trampa, que tanto parece molestar cuando de deporte se trata, sale impune de todo juicio en otros ámbitos como el de la política o el empresarial. Estamos hartos de ver cómo personajes públicos, de famosa tradición tramposa, se pasean por nuestro día a día, sonriéndonos desde sus blanqueadísimos dientes, regocijándose en la mentira. Y sin embargo, reciben nuestro aplauso. Nuestro aplauso y nuestro voto. Ellos, acostumbrados a flirtear con la trampa, se crecen al ser descubiertos. A Marta Domínguez sus compañeros le han dado de lado y la repudiarán si se demuestra su culpa. Pero claro, ella es sólo una deportista…