Hay quien piensa que la política se ha convertido en un diálogo de sordos. Que cuando quien preside habla, la oposición se opone, independientemente de lo que el otro argumente. Y lo mismo pasa cuando el que expone fue quien antes se opuso. Como digo, la sensación de que en política las cosas están bien o mal sólo dependiendo de quien las diga está muy asentada en la sociedad. Y lo peor es que la ciudadanía parece contagiarse de esa actitud tan de patio de colegio.
Dicen las encuestas que si hoy hubiera elecciones en la Comunidad Valenciana, volvería a ganar el PP. Y eso a pesar de las tramas Gurtel y Brugal o el caso Fabra, todas ellas con su dedo acusador apuntando a los máximos dirigentes populares. Pero a sus votantes eso parece no importarles. La indolencia del que deposita la papeleta en la urna parece estar a la altura de la capacidad del político de turno para convencerle de que los otros, en su misma situación, lo hubieran hecho peor.
Pero estos días, ha aparecido una noticia en prensa que nos hace albergar esperanzas. Un pequeño rayo de luz que nos invita a ser optimistas. Y es que el PP y el Partido Socialista de la Comunidad Valenciana parecen haberse puesto de acuerdo en algo. Una mente ingenua podría pensar que se trata de algún paquete de medidas para combatir la crisis o de cierto posicionamiento legislativa para acabar con la corrupción política. Pero no. Esos son temas que tendrán que esperar su turno. En lo que los dos principales partidos políticos de nuestro país se han puesto de acuerdo es en aprobar un gasto de casi un millón de euros en amueblar Les Corts, el nuevo edificio que recibirá a los grupos parlamentarios. Con la que está cayendo, a nuestros políticos les ha parecido necesario gastar 400 € en cada silla, 130 € en cada dispensador de jabón o 3.000 € en cada despacho del edificio, amén de los 4.600 € que cuesta la mesa de conferencias. Cierta diputada, además, ha tenido la desfachatez de decir que este gasto era necesario para poder trabajar con dignidad…
En fin, que va a ser verdad que hay cosas en las que tanto gobierno como oposición no son tan distintos, y yo no sé si reírme o echarme a temblar.
viernes, 29 de octubre de 2010
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Tenemos lo que nos merecemos porque nuestra clase política no es nada más que un fiel reflejo de nuestra sociedad.La cuota de corrupción la descontamos porque en nuestra vida diaria es lo común.Todos aspiramos a tener un amigo en el hospital para que nos cuele en las citas, un colega en la administración que nos haga el papeleo sin pasar por treinta ventanillas, un agente de la autoridad que nos quite las multas.....
ResponderEliminarEl ideal de nuestros universitarios es el de conseguir una plaza de funcionarios o un puesto en las juventudes de algún partido que les asegure un cargo del que chupar toda su vida. A nadie se le ocurre soñar con crear una empresa o conseguir una patente.
Estamos en un punto en el que hay que destruir para poder construir algo que nos proporcione ese rayo de luz que firma tu comentario.
El otro día un humorista gráfico plasmaba nuestra realidad; una mujer mientras leía el periódico le decía a su marido " cariño, a Obama no le han votado ni los de su propio partido porque dicen que no lo está haciendo bien." A lo que él replica; " Cariño, gente sin ideología"
Probablemente tengas razón, amigo jorirateño. Probablemente los políticos no resulten otra cosa que un reflejo de nosotros mismos. Pero no es eso lo que debemos exigirles. Si el planteamiento fuera tal podríamos llegar a planteamientos tan absurdos como "si las debilidades del presidente del gobierno son las mismas que las de mi vecino del segundo, pues que gobierne el país mi vecino, que lo va a hacer igual". Y no es así. A los políticos debemos exigirle una preparación adecuada para el cargo que van a desarrollar y una honestidad que esté fuera de toda duda. Por eso hay que denunciar cada caso de corrupción, prevaricación o cualquier delito relacionado con el poder, y repudiar políticamente a quien tenga algo ver con él.
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